sábado, 18 de diciembre de 2010

Nunca es demasiado tarde, complicado o demasiado pronto para ser quien quieras ser.

Todos los días Dios nos da, junto con el Sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los dias tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana. Pero quien presta atención a su día, descubre el instante mágico. Puede estar escondido en las mil y una cosas que nos parecen iguales. Pero ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.

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